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“Queremos ser escuchados”

Debido a la reciente confusión que reina en torno a la llegada de un grupo de 32 inmigrantes, supuestamente menores, al campamento de la Cruz Roja de la Montañeta en Garachico, los vecinos hemos decidido escribir este artículo para esclarecer cualquier posible malentendido y constatar las circunstancias que han desencadenado la presente situación.

En primer lugar, queremos resaltar que no es la xenofobia ni el racismo lo que nos ha llevado a oponernos a la llegada de estos jóvenes, sino el sentirnos ignorados y engañados por parte de las administraciones, entidades y autoridades correspondientes. Deseamos confirmar con absoluta franqueza que no los discriminamos ni los rechazamos por su condición, color o raza, daría lo mismo que vinieran de Europa del este, de Oriente o de Latinoamérica…

No ha sido el racismo el desencadenante de esta situación, sino el miedo a lo desconocido, consecuencia de la escasa información y la posible manipulación de las que hemos sido víctimas. A lo largo de los años en muchas ocasiones, este barrio ha sido ignorado y discriminado, relegado al olvido por los representantes políticos de turno, que únicamente parecen tenernos en cuenta cuando les somos “de alguna utilidad”; es por ello que afirmamos con absoluta sinceridad nuestra incapacidad para rechazar a otros, pues desde siempre hemos sufrido la sensación del rechazo en carne propia.

Deseamos aclarar cualquier posible duda acerca de nuestra postura y explicar la secuencia de acontecimientos que han determinado este patente malestar. Para empezar cabe destacar que éste es un barrio pequeño, donde buena parte de los vecinos son personas mayores, que se han sentido amenazadas y asustadas por el temor a lo desconocido, fruto de una acusada desinformación. Es probable que nada de esto hubiese sucedido si desde un primer momento y con antelación suficiente, se hubiera convocado a los vecinos y explicado la actual situación de emergencia que se está viviendo en nuestras islas como consecuencia de la llegada masiva de irregulares a nuestras costas; apelando a su colaboración humana para ayudar en la medida de lo posible. Volvemos a resaltar, por tanto, que nuestra reacción ha sido consecuencia lógica y directa de la indignación provocada por la falta de sinceridad y de consideración hacia los habitantes de este barrio por parte de los organismos competentes, que, lejos de notificar sus planes de actuación y de esclarecer la importante necesidad de participación ciudadana a la hora de solventar este ingente problema, optaron por el silencio y la confusión. En ningún momento se nos comunicó con la antelación necesaria lo que pensaban hacer, pues, mientras el rumor circulaba ya por las calles del casco urbano “los relegados” vivíamos en la “más feliz y completa ignorancia de lo que estaba por acontecer”.

Se nos ha tildado de intolerantes, racistas, prejuiciosos… cosa que debemos agradecer a algunos medios de comunicación, que lejos de ser objetivos, tergiversan con arrogante descaro, la realidad; soslayando el trasfondo del problema y centrándose en lo que indudablemente a su entender más interesa a la audiencia, “el morbo”. Así, atónitos, hemos contemplado como en una sociedad en la que se supone debe prevalecer la entereza y la libertad de expresión, la verdad queda muchas veces supeditada a intereses particulares, enmascarándose el verdadero contexto del conflicto bajo un titular mucho más suculento. Nos preguntamos desconcertados por qué se omitieron las declaraciones de muchos vecinos que argumentaban los motivos de sus protestas o por qué no se hizo alusión a aquellos mayores que lloraban desconsolados de impotencia y temor ante el desconcierto de una situación que, consecuencia de la desinformación, superaba a su entendimiento. Pues si de algo nos preciamos los que aquí vivimos es de la tranquilidad y la buena calidad de vida del lugar, que tememos se vea truncada o alterada. Estos medios nos han vilipendiado y vapuleado sin consideración alguna en pro de un mayor índice de audiencia, como si creyeran que la sociedad aboga más por una información aderezada y morbosa que por una de trasfondo social. Desavenencias aparte, queremos agradecer a los componentes de los cuerpos de orden público que se personaron la mañana de la llegada de los inmigrantes al barrio, por su actuación digna y respetuosa hacia los vecinos de la Montañeta.

Para finalizar nos gustaría hacer un llamamiento a la reflexión personal, para que cada cual, después de leer estas declaraciones, medite acerca de lo expuesto y apele a su conciencia a la hora de emitir un nuevo juicio, pues no deberían hacerse tan a la ligera.

 

Declaraciones de un colectivo vecinal de LA MONTAÑETA                         VOLVER ANTERIOR

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